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Febrero del 2004
Sociedad y Política.

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Desempleo
Introducción
El desempleo es reflejo de los males económicos de una sociedad. El desempleo es uno de los principales problemas que aquejan a las economías de todo el mundo y es por eso que decidí tratar este tema.
El tema puede ser amplisisimo pero me limitare a definir la palabra desempleo y exponer los métodos de medición y las causas del desempleo así como también la intervención del estado en materia de desempleo.
Comenzaré definiendo el concepto de desempleo
Desempleo, paro forzoso o desocupación de los asalariados que pueden y quieren trabajar pero no encuentran un puesto de trabajo.

En las sociedades en las que la mayoría de la población vive de trabajar para los demás, el no poder encontrar un trabajo es un grave problema. Debido a los costes humanos derivados de la privación y del sentimiento de rechazo y de fracaso personal, la cuantía del desempleo se utiliza habitualmente como una medida del bienestar de los trabajadores. La proporción de trabajadores desempleados también muestra si se están aprovechando adecuadamente los recursos humanos del país y sirve como índice de la actividad económica.

En Estados Unidos se considera que una persona está desempleada si no tiene trabajo y ha estado buscando durante las 4 semanas anteriores.
Existen grandes diferencias internacionales entre las tasas de desempleo. Hasta 1974, las de estados Unidos y Canadá fueron mucho más altas que las de otros grandes países industrializados. Desde entonces, las de algunos otros países han aumentado en relación con las norteamericanos.
Medición
Metodos para medir el desempleo
Para medir el desempleo, es necesario saber cúantas personas que quieren trabajar a los salarios vigentes no tienen empleo.
El método más utilizado para medir el desempleo se desarrolló en Estados Unidos en la década de 1930; muchos países utilizan este sistema bajo la recomendación de la Organización Internacional del Trabajo. Con un seguimiento mensual de una muestra de familias representativas de toda la población civil se obtiene información sobre la actividad de cada persona en edad activa. Para asegurar la precisión de los datos y facilitar su recopilación, los encuestadores preguntan qué es lo que hizo la gente en una semana determinada. Una persona que realizó cualquier tipo de trabajo durante esa semana para recibir una paga o un beneficio, trabajó quince o más horas como un trabajador sin paga en una empresa familiar o tuvo un trabajo del que estuvo temporalmente ausente, es considerado como empleado. Una persona que no estuvo trabajando pero que buscaba trabajo o estaba despedido y disponible para trabajar se considera como desempleado. A continuación, el número de desempleados se divide por el número de personas de la fuerza laboral civil (es decir, la suma de empleados y desempleados) con el fin de calcular la tasa de desempleo. En algunos países, en vez de elaborar una encuesta especial, la estimación del desempleo se realiza a partir de los datos de la cantidad de personas que buscan empleo a través de las oficinas públicas de empleo o de la cantidad de personas que reciben compensaciones por desempleo. En España se utilizan los dos sistemas simultáneamente. Por un lado, todas las semanas se realiza la Encuesta de Población Activa (EPA) entre 60.000 familias y se publica la media trimestral cada tres meses. Por otro lado, todos los meses se publica el número de parados o desempleados apuntados al Instituto Nacional de Empleo (INEM). Entre uno y otro dato se producen grandes discrpancias.
Causas
Los economistas han descrito las causas del desempleo como
o friccionales,
o temporales,
o estructurales y
o cíclicas.

El desempleo friccional se produce porque los trabajadores que están buscando un empleo no lo encuentran de inmediato; mientras que están buscando trabajo son contabilizados como desempleados. La cuantía del desempleo friccional depende de la frecuencia con que los trabajadores cambian de empleo y del tiempo que tardan en encontrar uno nuevo. El cambio de empleo se produce a menudo y un importante porcentaje del desempleo es friccional y sólo dura un corto espacio de tiempo.
Esta clase de desempleo se podría reducir de alguna manera con servicios de colocación más eficientes. Sin embargo, siempre que los trabajadores puedan abandonar libremente su trabajo se producirá un desempleo cíclico.

El desempleo temporal se produce cuando las industrias tienen una temporada de baja, como durante el invierno en la industria de la construcción o en otros sectores de producción cuyas tareas se realizan a la intemperie. También se produce al finalizar el año escolar, cuando muchos estudiantes y licenciados se ponen a buscar trabajo.


El desempleo estructural se debe a un desequilibrio entre el tipo de trabajadores que requieren los empresarios y el tipo de trabajadores que buscan trabajo. Estos desequilibrios pueden deberse a que la capacitación, la localización o las características personales no sean las adecuadas. Por ejemplo, los desarrollos tecnológicos necesitan nuevas cualificaciones en muchas industrias, y dejan sin empleo a aquellos trabajadores cuya capacitación no está puesta al día. Una fábrica de una industria en declive puede cerrar o desplazarse a otro lugar, despidiendo a aquellos trabajadores que no pueden o no quieren desplazarse. Los trabajadores con una educación inadecuada, o los trabajadores jóvenes y los aprendices con poca o ninguna experiencia, pueden no encontrar trabajo porque los empresarios creen que no producirán lo suficiente como para que merezca la pena pagarles el salario mínimo legal o el salario pactado en el convenio colectivo con los sindicatos. Por otro lado, incluso los trabajadores muy cualificados pueden estar desempleados si no existe una demanda suficiente de sus cualificaciones.
Si los empresarios discriminan a algún grupo en razón de su sexo, raza, religión, edad o nacionalidad de origen, se puede dar una alta tasa de desempleo entre estas personas aunque haya muchos puestos de trabajo por cubrir. El desempleo estructural es especialmente relevante en algunas ciudades, profesiones o industrias, para aquellas personas con un nivel educativo inferior a la media y para otros grupos de la fuerza laboral.

El desempleo cíclico es el resultado de una falta de demanda general de trabajo. Cuando el ciclo económico cae, la demanda de bienes y servicios cae también y, por lo tanto, se despide a los trabajadores.
Un aspecto político muy relevante se refiere a la relación entre el desempleo y la inflación. En teoría, cuando la demanda de trabajo se eleva hasta el punto de que el desempleo es muy bajo y los empresarios tienen dificultades a la hora de contratar a trabajadores muy cualificados, los salarios aumentan, y se elevan los costes de producción y los precios, con lo que se contribuye al aumento de la inflación; cuando la demanda se reduce y aumenta el desempleo, se disipan las presiones inflacionistas sobre los salarios y los costes de producción.
Modelo keynesiano del mercado de trabajo y el desempleo
En el modelo keynesiano, la causa principal del paro hay que buscarla en la insuficiencia de la demanda agregada. Un simple cambio negativo en las expectativas de los empresarios puede provocar una disminución de su demanda de bienes de inversión lo que originará una serie de reacciones en cadena en la que se irá perdiendo empleo sucesivamente en diferentes ramas industriales. La consiguiente disminución en la capacidad adquisitiva de los trabajadores puede agravar el círculo vicioso prolongando indefinidamente la situación de desempleo.
Los keynesianos rechazan la capacidad del mercado laboral de ajustarse a la nueva situación modificando los salarios. Y si el equilibrio en el mercado de un factor o un bien no puede alcanzarse por la vía de los precios, se conseguirá por la vía de las cantidades, apareciendo una disparidad entre las cantidades ofrecidas y demandadas. Es la rigidez a la baja de los salarios la que impide que la disminución de la demanda se traduzca en descensos salariales por lo que se producirá una situación de desempleo involuntario. El supuesto de la rigidez de los salarios puede suavizarse si se considera que los trabajadores tienen ilusión monetaria, es decir, que lo que negocian en sus convenios son salarios nominales, no reales, por lo que, si se dan simultáneamente situaciones de desempleo e inflación, puede producirse un cierto reajuste de los salarios reales. Esta posibilidad quedaba excluida por las modernas propuestas del modelo de las expectativas racionales: No hay ilusión monetaria, por lo que la política monetaria expansiva se traduce inmediatamente en subidas de precios y salarios sin que tenga ningún efecto sobre la producción real. Los keynesianos, en respuesta, dieron la vuelta al argumento. Aceptando el supuesto de las expectativas racionales conjuntamente con el de la rigidez de los salarios nominales, dedujeron que las políticas expansivas sí pueden tener efecto sobre la producción real. Por ejemplo, el anuncio de un aumento en la cantidad de dinero en circulación provocará subidas en los precios, pero no en los salarios nominales, por lo que los salarios reales bajarán; esto permitirá el aumento del empleo y de la producción real

El modelo del mercado interno de las empresas trata de explicar porqué la existencia de trabajadores en paro, teóricamente dispuestos a aceptar un empleo a cualquier precio, no provoca la caída de los salarios. En cada empresa hay un gran número de puestos de trabajo que requieren cierto grado de confianza en la persona que los ocupa. Para esos empleos se buscarán trabajadores conocidos, que ya lleven un tiempo en la empresa. Muchos otros puestos exigen una formación muy especializada que sólo se consigue permaneciendo mucho tiempo en el mismo empleo. Por tanto los trabajadores en paro no sirven para ocupar esos empleos y, aunque estuvieran dispuestos a aceptar salarios más bajos, no representan una competencia real para los que ya están empleados desde hace tiempo en la empresa.


El modelo del pago de la lealtad se fija en ciertos comportamientos que, aunque no sean fácilmente explicables racionalmente, todo el que haya trabajado en una empresa sabe que son muy comunes. Hay un amplio grupo de trabajadores que se esfuerza más de lo que les exige la empresa. Es comprensible por tanto que la empresa les pague más de lo estrictamente necesario para que permanezcan en sus puestos. Se produce una especie de lealtad mutua entre empleados y empleadores.

El modelo de los salarios anti-escaqueo (shirking) considera que la empresa no puede estar detrás de cada trabajador controlándole minuto a minuto para que cada uno rinda al máximo posible. La mejor forma de incentivar el trabajo es ofrecer buenos sueldos. Si los salarios fueran bajos no se tendría miedo al despido y los trabajadores adoptarían comportamientos indolentes. Es interesante constatar que en los países comunistas del este de Europa, la falta de temor al despido y los bajos salarios provocaban que el rendimiento de los trabajadores fuese mucho más bajo que en los países occidentales; ésa está considerada una de las razones principales de la caída de aquel sistema.

El modelo de la selección inversa subraya el temor de los empleadores a que, en el caso de que bajasen los salarios cada vez que la empresa atravesara una coyuntura difícil, los primeros trabajadores en abandonarles serían los mejores, los que se sintieran confiados en encontrar fuera otro puesto mejor pagado. Se produciría así un fenómeno de selección darwinista de los menos eficaces que redundaría en perjuicio de la empresa. Es preferible por tanto no bajar los salarios y adaptarse a las crisis mediante reajustes de personal en los que se despidan sólo a los peores.

Es fácil detectar algunas características comunes a todos estos modelos. Consisten principalmente en análisis de tipo psico-sociológico sobre el razonamiento seguido en la adopción de decisiones por los empleadores y sobre los mecanismos de funcionamiento interno de las empresas. Ciertamente consiguen complementarse mutuamente para explicar porqué los salarios permanecen altos en coexistencia con altas tasas de desempleo en el mercado laboral. Comparten un cierto "espíritu" keynesiano ya que, al mostrar la incapacidad del mercado de trabajo para alcanzar automáticamente el equilibrio, están justificando la necesidad de intervención del Estado: la única solución para el desempleo consiste en hacer crecer la demanda agregada.
Las políticas de empleo
La intervención del Estado para fomentar el empleo topa con grandes dificultades. Las políticas expansivas pueden producir desagradables efectos secundarios, provocando inestabilidad monetaria y otros desequilibrios. Si lo que se busca es una oferta de empleo bien remunerado, sostenida a largo plazo, habrá que actuar de forma muy cuidadosa para que no sea peor el remedio que la enfermedad.

El aumento de la demanda de trabajadores puede conseguirse con medidas fiscales que reduzcan los costes salariales para las empresas, bien reduciendo las contribuciones obligatorias a la Seguridad Social (que tendrían que ser substituidas por otros ingresos del Estado), bien subvencionando la contratación de trabajadores que por alguna circunstancia sean menos eficientes, minusválidos, jóvenes en su primer empleo, etc. La flexibilización de los empleos, autorizando contratos temporales y facilitando los despidos, supone de hecho abaratar los costes laborales de las empresas aunque a costa de la precarización del empleo.









BIBLIOGRAFÍA.
Barro, R. J., V. Grilli y R.
Macroeconomía. Teoría y Política, (McGrawHill

Stanley fischer, Rudiger Dornobusch, richard Schmalensee.
ECONOMIA
Mc Graw Hill.

www.monografías.com

www.rincondelvago.com































UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
FACULTAD DE ESTUDIOS POLITICOS Y GOBIERNO.
MACROECONOMÍA
ASESOR: ANA ORTIZ

GUTIERREZ HUERTA LAURA ARANZAZÚ







1. Introducción
La moderna macroeconomía neoclásica ha cambiado profundamente nuestra forma de entender la política económica. Con la incorporación del enfoque intertemporal y la introducción de la hipótesis de las expectativas racionales en los modelos macroeconómicos, esta literatura ha sentado las bases de una nueva teoría de la política económica. Como resultado de estos desarrollos teóricos, iniciados en la década de los 70, se ha procedido a revisar los pilares de la sabiduría convencional en torno al diseño, posibilidades y limitaciones de la política económica. Bien podría decirse que Lucas en tanto introductor de estas contribuciones teóricas es al estudio de la política económica en el último tercio del siglo lo que Tinbergen representó para la teoría de la política económica en las tres décadas posteriores al nacimiento de la macroeconomía de la mano de Keynes y su Teoría General.
En el ámbito de la concepción de la política económica las diferencias son manifiestas entre las teorías tradicional y moderna de la política económica. Frente a la concepción tradicional dominante hasta entrados los años 70 y asociada a la macroeconomía de la IS-LM-mercado de trabajo y la hipótesis de expectativas adaptativas en virtud de la cual la política económica se interpretaba en términos de un juego del gobierno contra la naturaleza, la concepción moderna preponderante desde finales de los 70 y vinculada a la macroeconomía de los modelos de equilibrio de expectativas racionales entiende la política económica como un juego dinámico entre las autoridades económicas y los agentes privados, considerados ambos como decisores racionales.
En cuanto al ámbito de la simulación de la políticas económicas, cabe decir que las diferencias entre las teorías tradicional y moderna de la política económica quedaron sistematizadas en la crítica que Lucas formulara en su trabajo de 1976 y que, en realidad, no es una, sino dos críticas complementarias, dirigidas a sendos aspectos del enfoque tradicional, a saber, el relativo al concepto operativo de la política económica, esto es, a la delimitación del conjunto de actuaciones de política económica cuyos efectos son evaluables, y el asociado al método de evaluación econométrica de los efectos de políticas económicas alternativas.
2. Política Económica
El principio de racionalidad y la especificidad de la política económica como disciplina
El economista interpreta el comportamiento humano como actos electivos que resultan de la concreción para un entorno dado de las reglas de decisión óptimas de los agentes. Estas reglas o funciones de reacción, es decir, las funciones de oferta y demanda de los agentes, se derivan de las condiciones de primer orden de los programas de optimización que los agentes supuestamente resuelven. Los actos humanos son vistos, por tanto, como actos de racionalidad. Este enfoque maximizador, en virtud del cual los agentes económicos se comportan a lo largo de sus vidas como si fueran controladores óptimos, es el aplicado tradicionalmente a consumidores y productores, y en tiempos más recientes también se ha extendido fructíferamente su empleo al análisis de fenómenos pertenecientes al campo del derecho, la sociología y la ciencia política.
De modo análogo, el economista analiza la actividad político-económica como actos de racionalidad del policy maker. La especificidad de la literatura político-económica, o de la política económica como disciplina, reside precisamente en la aplicación o extensión del enfoque económico del comportamiento humano a la toma de decisiones de las autoridades económicas. La formulación de la política económica se interpreta, consecuentemente, como el resultado de la previa resolución de ejercicios de optimización por parte de las autoridades económicas. Para ello, y desde la contribución seminal de Tinbergen (1952) a la teoría de la política económica, se recurre al concepto de modelo de política económica (véase Fernández Díaz, 1972) para expresar formalmente la lógica de la política económica. Para el economista, la lógica de la política económica queda condensada, por tanto, en la estructura de un problema de optimización condicionada. Esta estructura ha ido ganando complejidad con los avances experimentados por la teoría de la política económica. Así, desde las primeras aportaciones de los años 50, en las que ni siquiera se explicitaba la función objetivo del problema, se ha pasado en la década de los 80 a una estructura propia de un juego dinámico en el que tanto el gobierno como los agentes privados resuelven ejercicios de optimización dinámica estocástica.
3. Elementos de un modelo de política económica
Desde nuestra perspectiva, tres son los elementos fundamentales de todo modelo de política económica
La función objetivo de las autoridades económicas, W. Es el maximando del modelo de política económica. Como su denominación indica, se trata de la función que representa las metas que las autoridades económicas intentan alcanzar. En la literatura se supone implícitamente que las motivaciones de la pluralidad de entes decisionales que intervienen en la esfera de la política económica son representables a través de una única función de utilidad que se asocia a un agente ficticio llamado gobierno, policy maker o, simplemente, autoridades económicas. En el ámbito concreto de la literatura normativa (esto es, el que ampliamente ha dominado en la literatura) se supone, además, que la función objetivo del modelo de política económica es el resultado de agregar también las preferencias del conjunto de los agentes privados de la economía. No obstante, salvo en los modelos de agente (privado) representativo (entendidos éstos como sinónimo de modelos de agentes idénticos), donde el proceso de agregación es trivial bajo el usual supuesto de homoteticidad de las funciones de utilidad de los individuos, no suele explicitarse en la literatura las condiciones que garantizan la factibilidad de estos procesos de agregación de preferencias, tanto en el ámbito del sector privado como del sector público.
El modelo de la economía, M. Es la primera de las dos restricciones que cabe incluir en un modelo de política económica. Se trata del considerado por las autoridades económicas como el verdadero modelo de la economía. Recoge el conjunto de ecuaciones que representa el funcionamiento global de la economía (resultante de la interacción de múltiples agentes privados) sobre la que se aplica la política económica. Su específico formato es consecuencia de la estrategia modelizadora elegida por el economista..
El esquema de formación de expectativas de los agentes. Constituye la otra restricción fundamental a considerar en un modelo de política económica. Este componente del modelo de política económica sirve de expresión del volumen de información que condiciona los procesos de decisión de los agentes y del grado de eficiencia con que dicha información es empleada por los agentes. El esquema de formación de expectativas es, por tanto, una función, , (que admite distintas especificaciones, según la hipótesis de formación de expectativas) del conjunto de información de los agentes, I. Aunque esta función forma parte del problema de optimización del que se derivan las reglas de decisión de los agentes y podría argumentarse que se trata de un elemento redundante del modelo de política económica, optaremos por su consideración explícita y diferenciada del modelo de la economía debido a la importancia que en el estudio de las posibilidades y limitaciones de la política económica han tenido per se los distintos esquemas de formación de expectativas por parte del público.
4. Enfoques alternativos en política económica y su plasmación en los modelos
La estructura genérica así descrita de los modelos político-económicos es suficientemente flexible para dar cabida en su seno a los distintos enfoques que cabe apreciar en la literatura de política económica. Bastará para ello con la introducción de variaciones en la especificación de los elementos fundamentales del modelo :
La estrategia modelizadora. Atendiendo al modelo tomado como verdadero por el policy maker podremos diferenciar entre el enfoque dominante hasta los años 70 de la macroeconomía tradicional (marco IS-LM-mercado de trabajo, que engloba como caso particular a los modelos monetaristas) y las diversas estrategias de fundamentación microeconómica de la macroeconomía (macroeconomía keynesiana del desequilibrio, nueva macroeconomía clásica o macroeconomía del equilibrio y nueva macroeconomía keynesiana). Debe señalarse, no obstante, que, desde el punto de vista de la política económica, sólo la macroeconomía del equilibrio aportó, además de una nueva estrategia modelizadora, una teoría de la política económica alternativa a la teoría de la política económica tradicional, ligada a su vez, ésta última, a la macroeconomía keynesiana prevaleciente en los años 50 y 60. Nótese también que de la estrategia modelizadora depende que el análisis de bienestar de la política económica sea factible o no lo sea. En aquellos modelos sin agentes explícitamente optimizadores, es decir, con funciones de comportamiento ad hoc, característica propia de los modelos IS-LM y monetaristas, no cabe la posibilidad de asociar las actuaciones de política económica con el bienestar de los agentes y, por lo tanto, de efectuar un análisis de bienestar propiamente dicho de las mismas.
El volumen y uso de la información. Considerando la amplitud del conjunto de información, así como la eficiencia con que los agentes emplean la información disponible, será posible discriminar entre tres esquemas alternativos de formación de expectativas. Ordenados en función de su etapa de influencia en la historia de la macroeconomía, éstos son, en primer lugar, el enfoque de las expectativas exógenas que cabe encontrar en Keynes y en las versiones estáticas del modelo IS-LM-mercado de trabajo. En segundo lugar, el enfoque de las expectativas endógenas, pero adaptativas, dominante en los últimos años 60 y la primera mitad de los 70 en el marco de modelos IS-LM-mercado de trabajo "dinamizados" y en los modelos monetaristas.
Objetivos y preferencias de las autoridades. En función de las variables seleccionadas como argumentos de la función objetivo, se podrá distinguir entre la teoría de la política económica positiva, donde la función se especifica de modo que represente las preferencias efectivas de las autoridades y, por consiguiente, puede depender de variables de naturaleza extraeconómica, y la teoría de la política económica normativa, donde se postula como función objetivo una función de bienestar social respecto a la que se define la optimalidad de la política económica y que sirve de guía de lo que debería ser la actuación político-económica de las autoridades. La función de bienestar social puede estar fundamentada en las funciones de utilidad de los agentes (sólo posible en modelos con agentes optimizadores) o ser de tipo ad hoc y arbitrariamente establecida por un gobierno benevolente.
El concepto operativo de política económica. Las características relativas al tratamiento del tiempo en el modelo de la economía y la hipótesis que establezcamos sobre la formación de expectativas por parte del público delimitarán el conjunto de posibles políticas económicas evaluables. Así, en una economía estática, como la propia del modelo IS-LM en su versión original, el concepto operativo de política económica es el que trivialmente corresponde a la particularización para un momento dado del tiempo del vector de instrumentos, es decir, a un vector de medidas de política aisladamente consideradas a lo largo del eje del tiempo, sea éste el resultado de un comportamiento discrecional o de la aplicación de una regla por las autoridades.
Tipos de actuación político-económica. Las decisiones de política económica pueden adoptar la forma de medidas discrecionales, es decir, carentes de un compromiso por parte de las autoridades de comportarse de acuerdo con una preestablecida función de reacción, o de reglas de política económica. Las reglas de política pueden distinguirse, a su vez, por razón de su complejidad. Los casos polares serían, por un lado, las reglas fijas, reglas sin feedback o reglas open loop (es decir, no dependientes del estado de la economía salvo en el momento inicial en que la regla es establecida por las autoridades) y, por el otro, las reglas de carácter tiempo-estado dependiente, es decir, el tipo de regla flexible, regla con feedback o regla closed loop (esto es, las dependientes del estado de la economía correpondiente a cada momento de aplicación de la regla) de más complejo diseño.
5. La teoría tradicional de la política económica
Una perspectiva histórica
Aun cuando es posible identificar otras contribuciones que también participaron en la gestación de la teoría de la política económica, el origen de la teoría formal de la política económica suele ubicarse en la obra publicada en 1952 On the Theory of Economic Policy, cuyo autor, Jan Tinbergen, compartiría con Ragnar Frisch el primer Premio Nobel de Economía en 1969. La historia de la teoría de la política económica puede subdividirse en tres etapas atendiendo a la evolución seguida por las técnicas de control estocástico empleadas en el análisis de la política económica (Chow, 1987). La primera abarca el período anterior a los 70, la segunda cubre la primera mitad de los 70, mientras que la tercera se extiende desde la mitad de los 70 hasta el presente. En esta sección nos centraremos en las dos primeras etapas, que se corresponden con lo que denominaremos teoría tradicional de la política económica. La tercera etapa está asociada a la renovación que la macroeconomía del equilibrio representó para la interpretación de la política económica.
La primera y más amplia fase de desarrollo de la teoría tradicional de la política económica comenzó con la aportación por Tinbergen (1952, 1956) del marco conceptual de la política económica cuantitativa y la formulación de lo que hoy se conoce como regla de Tinbergen de controlabilidad estática de un modelo de política económica. Puede decirse que el objetivo común perseguido por las contribuciones de esta etapa no fue otro que la superación de las tres principales limitaciones del enfoque de los objetivos fijos de Tinbergen, es decir, las relativas a la ausencia en el análisis de un criterio de elección de las autoridades, la falta de incertidumbre en el problema de optimización del policy maker y la carencia de un entorno dinámico en el que formular los problemas de política económica. Para el avance efectivo en la última de estas tres áreas de investigación habría que esperar, sin embargo, hasta la década de los 70.
Entre las aportaciones más representativas de esta primera etapa figuran, además de las seminales de Tinbergen, las contribuciones de Theil (1954, 1956, 1958, 1964) y Frisch (1956, 1957) respecto al desarrollo del enfoque de los objetivos flexibles, en tanto método alternativo al de la especificación a priori de los valores de los objetivos de política económica; las de Simon (1956) y Theil (1957) en cuanto al empleo del método del equivalente cierto, como procedimiento para convertir un modelo de decisión bajo incertidumbre aditiva en otro de tipo determinista, y la de Brainard (1967) relativa a las implicaciones en términos de una política de diversificación de instrumentos de los modelos de política económica con incertidumbre multiplicativa; las de Mundell (1960, 1962) en relación a la aplicación del principio de clasificación efectiva de mercado o método de emparejamiento de instrumentos con objetivos basado en las propiedades de estabilidad del modelo de la economía, y las de Phillips (1954, 1957), como primeros esfuerzos encaminados al desarrollo de un enfoque dinámico de la política económica de estabilización.
Aunque contribuciones como las de Phillips hacen evidente que la preocupación por el análisis de la política económica en un contexto dinámico fue temprana en la teoría tradicional de la política económica, la generalización del uso del control óptimo y la programación dinámica estocásticos como instrumental analítico en el que apoyar el diseño y la evaluación de las políticas macroeconómicas óptimas no se produjo hasta los primeros años 70, en los que cabe situar la segunda etapa de la teoría tradicional de la política económica. Hasta entonces, y durante la década de los 60, las técnicas de optimización dinámica se habían aplicado de modo preferente en el campo del crecimiento óptimo y en los modelos de planificación de gran escala (véase Fox, Sengupta y Thorbecke, 1966). Entre las referencias representativas de esta segunda etapa se encuentran Friedman (1973), Pindyck (1973) y Chow (1975). Fue precisamente ésta la etapa de la teoría tradicional de la política económica que habría de coincidir en el tiempo con las primeras contribuciones de la macroeconomía del equilibrio y servir de modelo de referencia para la crítica que Lucas dirigiría a la teoría tradicional de la política económica y sistematizaría en su trabajo de 1976.
Los rasgos característicos
Hay tres aspectos de la teoría tradicional de la política económica, cada uno asociado a uno de los elementos fundamentales del modelo político-económico, que nos interesa destacar:
Funciones de bienestar social arbitrarias. Se trata de un enfoque predominantemente normativo en el que se recurre al empleo de una función de bienestar social por período, en el caso de un modelo estático, o intertemporal, en el caso dinámico, cuyos argumentos, sin nexo explícito alguno con las funciones de utilidad de los agentes, son arbitrariamente establecidos por las autoridades. La consecuencia más destacable de este enfoque es que habrá tantas políticas óptimas distintas como especificaciones alternativas de la función de bienestar social sea posible concebir. Por lo tanto, el concepto de política macroeconómica óptima pasaba a adquirir un carácter tan puramente arbitrario como el que le era propio a la función de bienestar social.
Reglas de decisión ad hoc. Se opta por un modelo macroeconómico de ecuaciones simultáneas que consiste generalmente en alguna versión, estática o dinámica, del modelo de IS-LM-mercado de trabajo de Hicks-Modigliani (véase Febrero, 1997). La característica a destacar del modelo era el carácter ad hoc de sus ecuaciones. El modelo estaba constituido por ecuaciones que representaban supuestamente el resultado de agregar las reglas de decisión, posiblemente de equilibrio, de los agentes. Estas reglas de decisión se postulaban, es decir, no se derivaban a partir de primeros principios y, por consiguiente, podían no ser compatibles (como así se demostraría en los años 70) con las proposiciones de la teoría económica dinámica, es decir, podían entrar en colisión con el supuesto de racionalidad de los agentes.
Conjunto de información infrautilizado. Se supone que los agentes no son capaces de utilizar eficientemente el conjunto de información disponible. En particular, los agentes no logran comprender aquellas reglas de política económica sistemáticamente aplicadas por las autoridades. Este es el caso de las economías en las que los agentes se comportan de acuerdo con la hipótesis de expectativas adaptativas, popularizada por Cagan (1956) y Friedman (1957), por la que se aproxima el valor futuro de una variable a partir de la exclusiva consideración de sus valores pasados. Sin duda, una hipótesis de comportamiento en el uso de la información difícilmente compatible con el principio de racionalidad que en la teoría económica se contempla para el resto de los ámbitos del comportamiento humano.
Los tres rasgos descritos que tienen en común el carácter ad hoc de la especificación de la función de bienestar social, las reglas de decisión de los agentes y los parámetros de la estructura de retardos de los esquemas de formación de expectativas ponen de manifiesto la íntima conexión existente entre el enfoque tradicional de la política económica y la estrategia modelizadora empleada en la macroeconomía dominante hasta mediados de los 70. Generalmente, en la macroeconomía y la teoría de la política económica tradicionales no se cuestionaba que los agentes fueran racionales es decir, que actuaran como si maximizaran sus funciones de utilidad bajo la restricción impuesta por sus conjuntos presupuestarios en sus decisiones de gasto o de oferta y demanda de factores. Pese a ello, sorprendentemente, no se admitía que los agentes también fueran racionales en el uso de la información disponible, ni que se tomara en consideración sus funciones de utilidad para diseñar las políticas óptimas, como tampoco que se partiera explícitamente de sus problemas de optimización para derivar sus reglas de decisión en el modelo de la economía. Ciertamente, el marco de análisis que la teoría tradicional aportaba para el estudio de la política económica se revelaba como un enrevesado rompecabezas.
La concepción tradicional de la política económica
De la consideración conjunta de los tres rasgos descritos se desprende qué concepción de la política económica subyacía en la teoría tradicional de la política económica. Se partía del supuesto de que las leyes de movimiento de las variables económicas eran idénticas a las que regían la evolución a lo largo del tiempo de las variables físicas. En otras palabras, se partía del supuesto de que los sistemas económicos, al igual que sucedía con los sistemas físicos, eran sistemas causales, donde la relación entre el presente y el futuro es asimétrica. Concretamente, el presente, es decir, el pasado del futuro, puede influir en el futuro, pero no al revés. Esto es, no es posible que el futuro (esperado) pueda influir en el presente. Esta concepción de los sistemas económicos quedaba subsumida en la hipótesis de las expectativas adaptativas de los agentes.
La política económica se interpretaba, por tanto, como un juego del gobierno contra la naturaleza. En este juego el supuesto de racionalidad estaba asignado injustificadamente de una forma desigual. Había en el mismo un solo agente racional que miraba hacia el futuro, el gobierno, y que resolvía un problema de control óptimo consistente en minimizar (maximizar) alguna función intertemporal de pérdidas (bienestar) de carácter ad hoc. Los demás agentes, los agentes privados, miraban por el contrario hacia el pasado siguiendo un esquema de formación de expectativas de tipo adaptativo, es decir, se comportaban de acuerdo a unas reglas de decisión que eran independientes de las actuaciones futuras de las autoridades económicas y que mostraban, por tanto, un carácter invariante ante cambios en las reglas de política económica.
Estas reglas de decisión eran las funciones de comportamiento que integraban el modelo econométrico del que las autoridades se servían para simular los efectos de políticas económicas alternativas y calcular, mediante la aplicación de las técnicas de control óptimo, las sendas de valores óptimos de los instrumentos de política.
6. Problemas de la política económica
Problemas de corto plazo: Actúan como cuello de botella y dificultan del acceso a situaciones de pleno empleo de los factores, ocasionan conflictos sociales, desequilibrios en las cuentas extranjeras
Problemas de largo plazo: que tiene toda la economía de ampliar su capacidad productiva. (ampliar el cap. prod., mejorar el entrenamiento de la mano de obra y la tecnología). Trata de ampliar la frontera productiva.
Inflación
Perdida de valor del dinero en termino de bienes. Proceso de aumento sostenido y generalizado de los precios de una ec. Daña a los sectores que perciben ingresos fijos y a los sectores cuyos precios de oferta no son susceptibles de actualización inmediata, o a aquellos cuyos precios están reglados institucionalmente o se ajustan luego de plazos largos. La variación de precios y costos generan inseguridad en el proceso prod. (costo de reposición, de insumos, salarios, impuestos, tipo de cambio, etc.).
En consecuencia la prod. se reduce para evitar efectos neg en los errores de calculo, la tasa de ganancia aumenta a fin de cubrirse de posibles aceleraciones del proceso inflacionario. Lo que potencia la inflación. Por otro lado se da un alza en las tasas de int, que produce un encarecimiento de los precios de compra de los bs de cap, y un desaliento para la act prod.
Inf Anticipada: los precios de venta y contratos se determinan teniendo en cta. la perdida esperada del valor del dinero.
Inf no anticipada: no se la prevé, la distorsión de precios ocurre bruscamente.
Hiperinflacion: los precios dejan de cumplir sus funciones de asignadores de los recursos ec. Se combinan todos lo efectos inflacionarios y se potencian
Inflación Estructural: existe capacidad ociosa, pero, frente al aumento de la DA, los oferentes no se comportan con criterio capitalista o existen diferencias estructurales que los hacen desistir de producir más.
Inflación por Expectativas: frente a un aumento de la DA los oferentes piensan que este es un aumento circunstancial y que al no poderse sostener en el tiempo la DA volverá a su nivel originario. Frente a esto los oferentes aumentan los precios y dejan invariables las cant
Presenta grandes dificultades para medir la distorsión:
La medición se realiza a través de la variación de los índices de precios (al consumidor, mayorista, del costo de construcción, de precios implícitos).
Indice de Laspeyres: fija la canasta de bs en el momento inicial y la valúa para diferentes momentos, a precio cero y a los precios de cada periodo considerado (fácil de calcular . desactualizado en el tiempo)
Indice de Paasche: fija la canasta de Bs. en cada periodo y calcula el valor de esta canasta a los precios de ese periodo y a los precios del anterior (actualización permanente pero más difícil de calcular)
La salida a este problema va asociada a retracciones ec y al incremento de la desocupación.
Clásicos: sostenían que la inflación se producía por un aumento de la DA, provocando un aumento de los precios y manteniendo constante la OA
Keynes: aquí también la inflación se puede provocar por la DA y también por una retracción de la OA
Espiral inflacionario: combina la inflación de demanda y costo
Curva de Philips: representa la relación entre desempleo e inflación, en el se indica la variación de los salarios, en el eje de ordenadas se encuentra representada la inflación de precios y en e eje de abscisas la tasa de desempleo. El supuesto es que la inflación y el desempleo están inversamente relacionado es nec un mayor desempleo para reducir la inflación.
Desempleo
Se refiere a uno de los principales recursos prod. , y representa una traba directa (la merma de la contribución del recurso a la generación de riqueza) e indirecta (merma en la caída de la DA derivada de la ausencia de poder adquisitivo de trabajadores desempleados) para el desarrollo prod. de una ec
Puede evaluarse tanto por lo que se deja de producir como por la perdida de autoconfianza de las personas (que disminuye su capacidad productiva futura).
La tecnología aumenta la productividad a pesar de que el empleo de la mano de obra disminuye.
Para medirlo siempre se hace en relacion a la poblacion ec activa
Tasas de desempleo:
Abierta: se relaciona entre la población que busca trabajo y no lo encuentra con respecto a la población económicamente activa.
Parcial: se mide entre la población que trabaja parcialmente y desea trabajar mas con respecto a la pob ec activa
Friccional: parte de la pob que esta cambiando de ocupación
Estructural: no coinciden la O con la D de trabajo (se pretenden cualidades y entrenamientos que los trabajadores no poseen)
Cíclica: la demanda de trabajo es baja, como para ocupar a todos los trabajadores.
Natural: tasa mas baja posible sin que existan presiones inflacionarias
Déficit Fiscal
Es la diferencia negativa entre los ingresos del sector pub y el gasto. Los deficit de otros organismos son financiados con transferencias de la adm central.
Tipos de deficit:
cte compara el ingreso con los gs ctes
de cap: compara ingresos con gs de cap
operativo: diferencia entre ingresos y gs pub antes de pagar.
Problemas
Inmediatos: en el periodo, debe cubrirse con recursos apropiables con velocidad (adelantos o colocacion de titulos de deuda a corto plazo). Consecuencia: resecion para el conj de la act ec
Mediatos: en uno o mas periodos , debe cubrirse ajustando las cuentas fiscales( bajando los gs o aumentando los ingresos). Consecuencia: inflacion
Escuelas
Clásicos: las precondiciones básicas de los presupuestos son: la máxima limitación del gasto, exigencia limitativa de la imposición y consideración de la deuda. Su principio es la evol ciclica, en el auge superavit y en la depresion deficit
Concepción moderna: reconoce la conveniencia del equilibrio presupuestario, introduce la noción de polit fiscal
Polit fiscal: manejo de variables del tipo de ingresos pub, gs pub o deuda publica como instrumentos idóneos para la obtención de un nivel alto y persistente de empleo con precios estables. El déficit fiscal puede ser abordado mediante un incremento de los ingresos públicos, la reducción del gasto o su financiamiento. El déficit en el mediano plazo puede solucionarse con baja de los gs y suba de ingresos. El déficit de hoy puede financiarse y esto se hace a través de pocos y precisos instrumentos: crédito int o ext. o adelantos del ente emisor del dinero.
La politica fiscal tiene carácter no neutral, seguramente producirá transferencias de ingresos de unos a otros sectores de la soc, debido a que mantienen o anulan mas transacciones ec entre los distintos agentes ec.
Distribución Del Ingreso
Según David Ricardo: se reparte entre el propietario de la tierra, el dueño del cap. y los trabajadores.
La mejora de uno de los sectores se produce a expensas de otra.
Clasificación
Funcional: asalariados y no
Sectorial: identifica la act prod. que lo percibe
Social: por sector socioec baja, media y alta;
Espacial: en función del grado de desarrollo zonal;
Tamaño de emp: grande, mediana y chica;
Progresiva: cuando una gran proporcion de la sociedad percibe parte importante de la renta total; Regresiva: contraria a la anterior, la distrib del ingreso se concentra.
La concreción de la distribución del ingreso se materializa en los mercados de factores que es donde son determinados los precios de los factores de producción. Renta, utilidad y salario dependen de los respectivos precios y de la cant de factores empleada.
Objetivos de las políticas:
Incremento del salario real, vía aumento del salario nominal,
Aumentos en los salarios no monetarios (subsidios, rebajas en bienes salario, la facilitación del acceso a otros Bs. subsidiados: educación, salud, etc.). Una buena distribucion del ing amplia el mercado interno.
Problemas:
Produce el reemplazo de la inv por el consumo,
Provoca inflacion que sera mayor cuanto mas inelastica sea la curva de OA.
7. Conclusiones
Con la incorporación del enfoque intertemporal y la introducción de la hipótesis de las expectativas racionales, la macroeconomía del equilibrio que naciera con la década de los 70 en Estados Unidos no sólo representó, como generalmente se enfatiza, una revolución en el ámbito de la estrategia modelizadora empleada por los macroeconomistas, en virtud de la cual los macroeconomistas se desplazaron desde los modelos estáticos o "dinamizados" de tipo IS-LM-curva de Phillips con agentes que formulaban sus expectativas adaptativamente a los modelos dinámicos de equilibrio de expectativas racionales de agente representativo o generaciones sucesivas.
La macroeconomía del equilibrio supuso asimismo una revolución en el campo de la teoría de la política económica, en la que Lucas vino a representar lo que Tinbergen había significado para el enfoque tradicional. Centrado en el examen de los aspectos fundamentales de esta reformulación de la teoría de la política económica, el presente trabajo ha dirigido su atención hacia los tres pilares básicos de la teoría de la política económica, cada uno de los cuales ha sido objeto de una profunda revisión por parte de la moderna macroeconomía neoclásica: la concepción de la política económica, la simulación de las políticas alternativas y el diseño de las políticas económicas óptimas.
Fruto de estas contribuciones, la política económica dejaba de ser un juego de las autoridades contra la naturaleza, en el que los agentes se mostraban como entes pasivos, con un comportamiento más próximo al de las partículas del mundo de la física que al homo economicus de la economía, para pasar a ser un juego dinámico entre las autoridades y los agentes privados, conceptuados ambos como agentes racionales. Por otra parte, en la nueva teoría de la política económica se reconoce la necesidad de reformular el concepto operativo de política económica, restringiendo el conjunto de acciones de política evaluables a aquellas derivadas de la aplicación de regímenes basados en reglas simples y estables, y de optar por métodos de simulación de políticas alternativas basados en modelos verdaderamente estructurales cuya formulación sea objeto de derivación a partir de primeros principios y exploten la invarianza ante cambios en los regímenes de política económica de los parámetros profundos que particularizan las preferencias, la tecnología y las dotaciones de los agentes.
Por último, y en claro contraste con el enfoque tradicional, en la teoría moderna de la política económica es factible acometer el análisis de bienestar de las políticas macroeconómicas en términos paretianos como consecuencia de la presencia de agentes explícitamente optimizadores en los modelos de equilibrio de expectativas racionales y, de este modo, abandonar el carácter arbitrario del concepto de optimalidad de la política macroeconómica empleado en la literatura tradicional. Esta circunstancia, unida al hecho de que la política económica se concibe en la moderna teoría de la política económica como un juego dinámico entre agentes racionales, nos permite enriquecer el análisis del diseño de las políticas óptimas mediante la explícita introducción del comportamiento estratégico y del papel de la credibilidad en el estudio de la política económica.
El fundamento de esta nueva concepción de la política económica reside en la relación de interdependencia que en un mundo de equilibrio de expectativas racionales existe entre las reglas de decisión óptimas de los agentes y las reglas de política económica. Puesto que las reglas de política económica intervienen en la delimitación del conjunto de oportunidades de los agentes privados, los cambios anunciados o anticipados en las reglas aplicadas por las autoridades se traducirán indefectiblemente en cambios en las reglas de decisión de los agentes. Lo que subyace, pues, tras esta interdependencia es el principio elemental de que el comportamiento de los agentes cambia cuando cambian sus restricciones.
8. Referencias Bibliográficas
Barro, R. J., V. Grilli y R. Febrero. (1997). Macroeconomía. Teoría y Política, (McGrawHill
Febrero, R. (1997). "El Mundo de la Macroeconomía: Perspectiva General y Concepciones Originarias." En (Ed.) R. Febrero, Qué es la Economía, (Madrid: Pirámide): 384-424.
Fernández Díaz, A. (1972). "En torno al Empleo de Modelos en el Análisis Económico y en la Política Económica", Anales de Economía, (13): 5-37.
Rojo, L. A. (1995). Los Mercados Financieros Internacionales en el Mundo Actual, (Alcala de Henares, Madrid: Universidad de Alcalá de Henares).
Página web del Colegio de Economistas de Argentina :
http://www.coleconom.com.ar
Página Web de la Facultad de Economía de Universidad Nacional Mayor de San Marcos http://www.unmsm.edu.pe
Página Web del Dr. Carlos Aquino Rodríguez. Especialista en economía
http://www.aquino.org.

Trabajo enviado por:
Enrique Gómez Penalillo
a99126989@usmp.edu.pe

La preocupación por el aspecto económico.

Carretilla de supermercado

Quizas uno de los temas que más preocupan a las sociedades de la actualidad y que constituye una palanca al progreso del individuo. Tal vez al referirnos a la cuestión económica, pensamos en satisfacer nuestras necesidades básicas y las no tan tanto.
Al hablar de la felicidad con el dinero, nos referimos a una manera muy superficial de vivir la vida, ya que no todo se compra con el dinero: el amor, el odio,la tristeza...
No debemos de preocuparnos por la cuestión económica como si se tratara de cuestión de vida o muerte. Fijemonos mejor, en cuestiones que nos ayuden a realmante ser felices.
Ciertamente, es importante el dinero, pero sólo como ayuda, como complemento, no como escencial en nuestra vida.
Busquemos pues, la verdadera felicidad en los aútenticos motivos de nuestra existencia.

Ferias, exposiciones.

XLVIII. Congreso Eucarístico Internacional en Guadalajara.

Fiestas de Octubre.

Feria Internacional del Libro.

Equipos de Fut bol soccer.

Club Guadalajara.

Club Atlas.

Universidad Autónoma de Guadalajara.

Club América.

Club deportivo Cruz Azul.

Club Atlético Morelia.

La necesidad de vivir en sociedad.

El ser humano, desde sus origenes en este planeta, ha sido un ser totalmente social. En el sentido de que requiere de los demás para sobrevivir, considerando que lo primero en que se piensa como especie en este mundo, es vivir.
De todos es sabido que, el hombre, es el único ser sobre la tierra que sabe que va a morir algún día. Esto no es fácil de olvidar, por ello de vivir socialmente, pues no puede sobrevivir en un ambiente hóstil, como podría ser una selva o en el polo norte. Las historias inventadas por el hombre como es el caso de Tarzán, son mera imaginación,pues el hombre es tan indefenso en sus primeros años de vida, que requiere los cuidados de sus padres para poder crecer en la sociedad humana. En cambio, existen especies de animales que pueden sobrevivir desde su nacimiento como en el caso de las víboras.
Por ello es importante que el hombre conviva en sociedad, pues requiere del apoyo de otros semejantes para poder vivir su vida en paz.

Trayectoria.Guadalajara, Jal.2002